lunes, 18 de noviembre de 2013

La derrota de Chile


Estimada Marisela Santibáñez.

Primero que todo quisiera felicitarte por la campaña que llevaste a cabo y segundo aplaudir tu resultado el día de ayer. Si bien yo no pertenezco al distrito que intentaste representar ni tampoco intento acaparar simpatía política, considero que tu caso encarna, en primerísima persona, la urgencia de acabar con el monstruo binominal.


La razón primera de este artículo es contarte que pertenezco al inmenso grupo de adultos jóvenes que ayer votaron por primera vez, proceso que realicé lleno de esperanzas y que, más allá del resultado y de mis expectativas, hoy asumo con responsabilidad pues, como dijo una amiga por ahí, los cambios no se hacen de un día para otro. Por lo mismo hoy hago un mea culpa para conmigo y con el país. Definitivamente el no estoy ni ahí ya no me sirve de escusa, no me satisface y no me representa.



Ayer aprendí que los cambios deben hacerse en las urnas; El próximo 15 de diciembre dos candidatas –que no me representan en lo absoluto– tendrán una segunda -por no decir enésima- oportunidad de quedarse con el país, pero a diferencia de ellas, los ciudadanos solo tenemos una oportunidad y se llama primera vuelta. Definitivamente quienes que se abstienen de votar alimentan involuntariamente al binominal



Me siento representado por un sinnúmero de ideales, entre ellos el fin del binominal, una asamblea popular constituyente, un real apoyo e incentivo al emprendimiento y una educación gratuita y de calidad para todos, entre otros. Por lo mismo hago un llamado a marcar la diferencia, a perder el miedo al cambio y a manifestarse en democracia, y si creemos que la democracia no existe como tal, entonces a dejarlo patente en las urnas.



El haber votado me abre una nueva puerta y una nueva posibilidad que espero otros imiten. Ahora puedo celebrar el triunfo del NO sin miedo a quedar como un completo inconsecuente.



Estimada Marisela ¿espero no te moleste si te llamo por tu nombre de pila?, vuelvo a ratificar mis felicitaciones por el resultado obtenido. Tu absurda derrota representa la derrota de Chile y la injusta realidad de este país. Hago entonces un llamado a dejar patente nuestro acuerdo/rechazo con la política, según sea el caso, en las urnas y a no bajar los brazos para terminar de una vez con un sistema electoral nefasto, egoísta y poco representativo como lo es el binominal.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Yo Voto!



Hace un par de días tuve la oportunidad de leer en El Mostrador la carta abierta que Roberto Bruna Enríquez escribió en respuesta al artículo Carta al bola que no vota, escrito por Juan Guillermo Tejeda. En ella el autor hace una muy interesante distinción entre cómplices pasivos y activos (refiriéndome al artículo de Bruna Henríquez). Esa distinción, esa brillante distinción es la que precisamente me incita a votar, no por perseguir un ideal republicano, sino para dejar patente mi acuerdo o descuerdo según sea el caso con el actual escenario político. Me parece un error meter en un mismo saco a quienes realizan acciones antidemocráticas tales como salir a las calles, colocar barricadas u ocupar tierras y quienes se abstienen de votar; los primeros realizan una acción -en extremo– activa, una confrontación, un cara a cara, una demostración clara y más o menos explícita de su descontento con la política, pero más importante aun; una muestra cuantificable de ese descontento. Los segundos, en cambio, no generan confrontación, no generan polémica, no generan el mismo ruido y además, al no existir un elemento de diferenciación entre quienes no votan como una manifestación política y quienes no votan simplemente porque ‘no saben’ o porque ‘les da flojera’, no se puede inferir conclusión alguna en cuanto a ese descontento. Desde ese punto de vista creo mucho más significativo un voto nulo, un voto en blanco, un simpático Walt Disney o porque no, un explicito mensaje de insatisfacción estampado en el papelito. Creo que un ejemplo de esta situación es el polémico AC, que si bien (y por favor no nos engañemos) no es más que un simbolismo, es la primera y tímida respuesta a una discusión que se viene gestando desde hace años y, como bien sabes mi paisa, una discusión en la que han participado miles o quizás millones de personas a lo largo del país. En conclusión pienso, humilde y personalmente, que si bien el ir a votar y el no ir a votar son igualmente legítimos, es el primero el que hará eco de tu posición, sea esta de acuerdo o de desacuerdo, incluso si, en este lindo show que son las elecciones, no encuentras representación alguna.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Carta a Justin Bieber



Estimado Sr. Bieber,


Junto con saludarle y esperando no interrumpir su ocupada agenda, quisiera conocer su opinión en relación a la actual situación artística y cultural de mi país, la cual se viene arrastrando desde hace un par de décadas.


El país donde usted se presento el pasado martes 12 de noviembre se llama Chile (en ingles se pronunciaría Shili), el cual como bien debe saber, se encuentra en América del Sur. Tierra originalmente ocupada por culturas ancestrales tales como Mapuches, Picunches, Selknams y Aymaras, por mencionar algunas. Hacia finales del siglo XV sufrimos dos grandes transformaciones culturales, la primera producto de la expansión incaica, la cual llego hasta el rio Maule, donde fue neutralizada por varios grupos mapuches (Purumaucas o Promaucaes). La segunda y más dramática aun, producto del contacto con Europa, la cual significo el aniquilamiento casi completo de nuestro patrimonio ancestral, evitado en parte, nuevamente, por la resistencia mapuche (esta vez Araucanos). Como buenos americanos que somos, esa es una perdida que arrastramos y lamentamos en común mi paisa.


Durante la colonia que le puedo decir, sufrimos una infiltración permanente de costumbres europeas que se entremezclaban con la escena uderground/campesina de ese entonces (underground significa bajo tierra).


A partir del siglo XIX, producto de la industrialización, hemos sido testigos de los mismos cambios que usted don Justin -¿puedo llamarlo por su nombre de pila?- cambios que inevitablemente van forjando la identidad cultural de una región. Sin embargo, con el paso de los años y la posterior arremetida del siglo XX veo que no logramos disfrutar los mismos resultados que usted.


Esa es precisamente mi consulta don Justin, ¿Cómo consigue usted generar este nivel de convocatoria? ¿Qué demonios ocurre –si me permite la expresión- con la música local que no genera semejantes escalas de movilización? Se lo pregunto con todo respeto paisita, estoy seguro que usted o quienes manejan la industria musical por esos lares tienen la respuesta, la llave… tienen el poder.


Usted y yo sabemos que llenar estadios fuera de casa es muy sencillo, lo que no comprendo es ¿por qué un chileno no logra llenar estadios en su propio Chile? Creo que sería un error de mi parte apuntar con el dedo al público por mirar para otros lados, estoy convencido que el artista chileno tiene mucha responsabilidad (ya se intencionalmente o sin querer queriendo), pues muchos de ellos se han encargado de que la música chilena de raíz se perpetuara como música underground. ¿Le mencione que estuvimos en dictadura durante 17 años?


No quiero parecer un resentido, pero en Europa la cosa es bien distinta, incluso en estilos tan ‘universales’ como el rock, el hip hop o el heavymetal hay un elemento de raíz que le otorga gran identidad. Por estos barrios Brasil, Estados Unidos o Argentina son casos parecidos, lugares donde la raíz se logra fusionar armónicamente con ese sonido ‘universal’, donde el artista goza de gran popularidad y donde ademas logra llenar facilmente estadios.


Bueno Sr. Bieber, espero no haberlo importunado con esta misiva y desde ya quiero agradecerle por su tiempo. Le reitero y aclaro que la principal responsabilidad de esta situación es de todos los chilenos (músicos, público, autoridades y medios de comunicación), pero un consejo suyo o de sus asesores no nos vendría nada de mal. Si bien aquí en Chile la cosa ha mejorado mucho, me encantaría ver el fenómeno previo a su concierto replicándose con algún artista nacional.


Atte. Jorge del Campo A.

jueves, 31 de octubre de 2013

Jalogüinizate!!



Tu, si tu…el que reclama que celebramos, absorbemos y compramos todo lo que viene de afuera, y que no rescatamos las tradiciones propias de la región, te invito a que hagamos el siguiente ejercicio:

 


  
Bueno, aprovechando que hoy es Halloween, ¿te imaginas a Jack-o’-Lantern empinándose una garrafa con Pedro Urdemales?, ¿o a la Pincoya carretiando con las Monster High?, ¿se lo imagina mi paisa? esa si es cazuela mierda!.


Bueno, cada vez que se acercan estas fechas, tremendamente comerciales dirá usted, pero tradiciones al fin y al cabo, aparece gente que simplemente no las aguanta. Si tu perteneces a ese grupo, te invito a que uses tu imaginación y veas todo lo que se puede llegar a hacer.



Asumiendo que fechas como esta llegaron para quedarse, ¿Qué tal si le diéramos un giro y lo combináramos con algo de lo nuestro? No, no cierres el navegador, piénsalo primero; material tenemos de sobra, te menciono algunas, así por nombrar:

  • el Trauco 
  • la Pincoya 
  • Papelucho 
  • Mampato 
  • Caleuche 
  • Pedro Urdemales 
  • el Chupa Cabras y quien sabe cuántos mas…


Me gusta creer que la evolución desciende de la innovación y que sumando esto con aquello pueden surgir cosas buenas. Quién sabe, quizás la Pincoya pascuera, el Melon-Jack con vino o el Viracocha-Superman.


Los invito a darle una vuelta al asunto, tal vez jugando logremos tomarle el gustito a la cosa, tal vez encontremos una oportunidad de negocio o simplemente una buena historia para contar. Lo que menos falta en Chile es patrimonio, simplemente hay que saberlo aprovechar. Recuerda que las tradiciones no se transmiten solitas, hay que recuperarlas y salirlas a contar.

viernes, 25 de octubre de 2013

Periodismo redentor ¿Carroña televisiva o justicia de masas?



La polémica desatada en torno a Emilio Sutherland y su programa ‘En su propia trampa’ me hace reflexionar sobre el rol del periodista en nuestros días. Más allá de las denuncias por supuestos abusos, el sensacionalismo parece reinar en la televisión chilena.


¿Quién soy yo para juzgar? No me considero moralmente facultado para ejercer esa función, pero entonces quien debe hacerlo ¿un periodista?, creo que no. Un periodista es alguien que realiza precisamente (y esta vez la redundancia lo vale) periodismo, alguien que investiga, que acude a fuentes confiables y que presenta su trabajo, con la mayor objetividad posible, para que los demás saquen sus propias conclusiones. Un periodista no debe ser un justiciero, ni mucho menos un redentor (salvo Clark Kent), eso raya peligrosamente en el sensacionalismo.

Como consumidor de medios, personalmente aspiro a un periodismo objetivo y a una a programación de calidad. No necesito carroña ni historias de malos y buenos. Ese juicio dejenselo a cada quien.